Cómo prevenir y solucionar el riesgo de impago en cinco pasos

Si ves que las facturas pendientes de cobro se te acumulan, es esencial que actúes con rapidez para evitar que tu empresa se venga abajo por falta de liquidez. Las probabilidades de cobrar una factura en este estado se reducen un 25% si ya han pasado más de tres meses desde la fecha máxima estipulada.

Según los datos del último boletín de morosidad y financiación empresarial, elaborado por Cepyme, siete de cada diez empresas de menos de 10 trabajadores tienen facturas impagadas. En general, a pesar de los plazos fijados por la ley de morosidad, tanto las empresas como la Administración Pública superan los límites. De media, las comunidades autónomas tardan en pagar a sus proveedores 40 días y en las empresas, el doble. Por ello te desvelamos algunas claves para prevenir y solucionar el riesgo de impago de la mejor manera posible.

1 Informe financiero. La mejor herramienta para prevenir la morosidad, antes de realizar ninguna operación, es solicitar un informe de tu cliente para comprobar su solvencia. De este modo conoces de antemano su calidad de pago.

2 Primeros síntomas. Si tu cliente no te coge el teléfono o te pone excusas para retrasar su compromiso de pago, es un claro indicador de una posible morosidad a la que hay que prestar atención. Si esto sucede, la mejor estrategia para asegurar el pago es recordar al cliente que se acerca la fecha de vencimiento dos semanas antes de que culmine el periodo fijado.

3 Reclamación amistosa. Si finalmente se produce el impago, el primer contacto se debe hacer por teléfono, debido a que es más directo, y después por correo electrónico o burofax. Con este último sistema puedes acreditar ante los tribunales que has notificado la deuda a tu cliente. En la mayoría de las ocasiones la incidencia se produce, por ejemplo, con un cambio de domicilio de la empresa o bien de la cuenta bancaria, lo que conlleva que tu cliente no haya recibido el cargo o la factura. En cualquier caso, se debe intentar reclamar de forma amistosa siempre.

4 Negociación. Si el importe de la deuda es alto, lo más habitual es que tu cliente te pida negociar. La opción más viable es fraccionar el pago y recomendable documentar la operación en cheque o pagaré.

5 Reclamación judicial. Si finalmente tu cliente no da respuesta, puedes recurrir a los tribunales a través de un proceso monitorio o una demanda, en función del importe.